Esta semana en el periódico De Peso en la primera plana se publicó la muerte de un hombre de 56 años que vivía solo y que era alcohólico, dicho hombre fue encontrado tres días después de su muerte y el titular del De Peso decía: ¡Uy de miedo! debajo del título se proporcionaba una imagen del hombre sin vida, ya en estado de descomposición.
La fotografía ocupaba más de media plana, pero más adelante se proporcionaba toda la nota completa y dos fotografías más de diferente perspectiva, que mostraba con toda su crudeza el suceso.
Después de observar esto no me quedó más que pensar en ¿hasta dónde hemos llegado? ¿Hasta dónde puede llegar nuestro morbo? ¿Hasta dónde seremos capaces de aceptar lo que los medios nos presentan?
Como se ha definido anteriormente el periodismo amarillista carece de bases teóricas, e incluso éticas, en las publicaciones que realizan no se detienen a pensar en el daño que le puedan causar a los afectados por alguna situación que se explicita en sus página s y que es tratada como si fuera un show de circo.
Por el momento es importante reflexionar si somos actores, si somos sujetos de verdad, con criterios propios y con capacidad de crítica, o somos simples individuos que aceptamos, nos resignamos y/o disfrutamos lo que los medios nos proporcionan, en este caso lo que la prensa amarillista se encarga de publicar día a día.
De pronto nos encontramos acorralados por lo que los medios masivos denominan “información”, en lo anteriormente descrito es perceptible que lo que el periódico amarillista pretende en el entorno, es vender, entretener, no informar y menos crear sujetos críticos y analíticos.
Ahora queda pensar en ¿qué queremos ser nosotros?
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